Relevancia: Internacional
Clasificación: Inmueble
La fortaleza de la que formaban parte las Torres de Oeste, construida para proteger Galicia de las incursiones vikingas, se remonta a la época castreña, con el llamado Castro das Torres, de los siglos II y I a. C. Se trata de un poblado de menos de dos hectáreas, localizado en un estrechamiento del río Ulla, a unos 4 kilómetros de su desembocadura. El Ulla es, después del Miño, la más importante vía de penetración de las importaciones mediterráneas al interior de Galicia.
Originariamente tenía que ser o bien una isla o una península. Torres de Oeste se ubica más allá del límite septentrional del área de los oppida, con lo que sería un emporium independiente, encargado de canalizar las importaciones mediterráneas y distribuirlas a lo largo del Ulla. En este se ha encontrado el mayor depósito acuático de armas del noroeste del Bronce Final.
Las comunidades que se encontraron los fenicios a su llegada al noroeste, a finales del siglo V. a. C. se hallaban en pleno proceso de transformación. Precisamente este periodo marca el cambio entre la Primera y la Segunda Edad del Hierro en la zona. Hasta ese momento, el noroeste se había caracterizado por una considerable homogeneidad cultural: predominaban los castros pequeños, con arquitectura de planta circular poco monumental y fortificaciones con predominancia de aterrazamientos, fosos y terraplenes. La ocupación del territorio era poco densa y los asentamientos se localizaban en lugares elevados. A partir de finales del siglo V a. C. muchos de estos poblados se abandonan y se multiplican los poblados en fondo de valle, que se dotan de defensas complejas y, al menos en la costa, se caracterizan por una estructura en piedra monumental y una ocupación muy densa, aunque siguen siendo pequeños (2 hectáreas) al menos hasta el siglo II a. C.
Al contrario que el sur peninsular, el noroeste no se “mediterraneó”. Los púnicos mantuvieron relaciones comerciales, pero sin establecer colonias ni asentamientos permanentes, siendo lo más parecido a un asentamiento permanente los espacios de culto identificados en Punta do Muiño do Vento y la isla de Toralla (Vigo). Sin embargo, sí hay evidencias de influencia en algunos asentamientos castreños del litoral meridional, donde se adoptaron metalurgias y elementos de la cultura religiosa por posible transferencia ideológica a través de los lugares de culto púnico en el poblado.
Los primeros emporios con presencia púnica se ubican en lugares familiares para los mercaderes procedentes del sur. Se trata de paisajes similares al mundo púnico mediterráneo y la zona del Estrecho de Gibraltar: islas cercanas a la costa, cabos que flanquean ensenadas, buenos puertos naturales y desembocaduras de ríos que actúan como vías de entrada hacia el interior. Un primer rasgo de este primer comercio púnico es su concentración en la costa. Aparentemente los emporia acaparaban la inmensa mayoría de las importaciones y actuaban como intermediarios entre productores de metal en el interior y mercaderes en la costa, siguiendo el modelo clásico que parece darse en distintos puntos de la geografía protohistórica europea. La implicación de los galaicos en la Segunda Guerra Púnica como soldados al servicio de Cartago demuestra hasta qué punto las interacciones entre las comunidades del noroeste y los navegantes púnicos habían creado lazos estrechos.
A partir de mediados del siglo II a. C. y con mayor fuerza a partir del año 125 a. C. es cuando el intercambio con el mundo mediterráneo reaparece con fuerza, que evidencia la aparición de una gran cantidad de restos en numerosos enclaves. En este periodo tardopúnico es cuando aparecen los oppida, grandes castros que se convierten en atracción del comercio y que atraen particularmente la importación de grandes ánforas cuyo contenido se emplea para banquetes patrocinados por las grandes elites que están al frente de los oppida.
El vino juega un papel clave en la economía política de los oppida y sin duda actuó como acicate para el comercio a partir del siglo II a. C. y el vino era uno de los productos con los que comercializaban los fenicios, que plantaron viñas en todas sus colonias y en los alrededores de sus factorías, tanto en el norte de África, entre ellas Cartago, que posteriormente heredaría todo el poder fenicio, como en la península Ibérica, Francia e Italia.
Las Torres de Oeste, anteriormente conocidas como la antigua fortaleza Castellum Honesti, se sitúan en el municipio de Catoira, en la parroquia de Oeste (Pontevedra). Eran un conjunto de defensas reforzadas según la orden del arzobispo Gelmírez (siglo XII) para proteger a Santiago de Compostela de ataques vikingos y bloquear futuras invasiones por la ría de Arosa.
Algunos estudios arqueológicos permiten saber que la fortaleza de estas torres tiene su origen hace muchos más años, remontándonos a la época castreña del siglo II a I a.C. De hecho, se han hallado restos de cerámicas y de armas de bronce. Posteriormente, en la Edad Media, se convirtió en una de las fortalezas más importantes para proteger las tierras gallegas.
Actualmente, las torres se pueden ver parcialmente cerca de la orilla del río Ulla. Su restauración comenzó a partir del año 1970 y fueron declaradas Monumento Histórico-Artístico.
ES_ Ría de Arousa
Puerto / Fondeo / Playasin datos del puerto
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Catoira
(Pontevedra)
España
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